sábado, 13 de abril de 2013

Entrevista al filósofo Miguel Ángel Polo Santillán



Miguel Angel Polo Santillán

Entrevista de Ramiro Sánchez Navarro.

Miguel Ángel Polo Santillán (Lima 1963, Perú), doctor en Filosofía y catedrático en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad de Lima. Es autor de artículos de su especialidad y de obras como Ética y Crisis Moral, Indagaciones sobre el sentido de la vida, entre otras. Interesado por conocer un poco más sobre el quehacer filosofófico peruano, me decidí entrevistarlo para conocer sus opiniones en torno a este sugestivo terreno. He aquí la entrevista:
 Ramiro Sánchez Navarro (en adelante Ramiro).- Dime Miguel, a tu juicio ¿para qué sirve la filosofía? ¿Por qué es ella importante?
- Miguel Angel.- La filosofía tiene una larga tradición, donde podemos encontrar muchas definiciones o modos de asumirla. Como dicen, casi hay una definición de filosofía por filósofo. Otros creen que hay una manera auténtica y única de hacer filosofía, y claro, también difieren en decirnos cuál es esa manera verdadera. Por mi parte, asumo la filosofía como un diálogo exploratorio, una indagación sobre los presupuestos o creencias que asumimos, no necesariamente para encontrar la verdad, sino para desarmar o deconstruir las creencias que se asumen como verdaderas. Por eso, el diálogo socrático es una forma de hacer filosofía que tiene relevancia no solo cognitiva, sino también práctica, es decir, en las actitudes y formas de vida.   
- Ramiro.- ¿Cómo nace en ti tu vocación por la filosofía?
- Miguel Angel.- Creo que fue por una profesora de colegio, cuando todavía se enseñaba filosofía. Ella nos hizo leer algunos fragmentos de textos de filósofos. Su enseñanza inclinó la balanza frente a otros intereses que tenía entonces.
- Ramiro.- ¿Consideras tú que el pensamiento filosófico peruano ha logrado importantes avances o pasos importantes? ¿Quiénes crees que son los filósofos más representativos del Perú y porqué razones?
- Miguel Angel.- Si no nos estamos comparando obsesivamente con la filosofía occidental, considero que efectivamente hemos tenido y tenemos filósofos. Obviamente no se trata de un avance lineal, de un momento en que no hubo hasta el momento que hay genuina filosofía, sino de un intento de tratar de responder grandes interrogantes desde contextos nuestros. Asimismo, asumir los problemas de nuestras realidades nos plantean, para –quizá- ver si sus respuestas pueden aclarar el panorama actual o pueden ser posibles que sean universalizables. Lo cierto es que se trata de un diálogo entre el pensar y la realidad que nos toca vivir. Esa es nuestra peculiaridad. No quisiera personalidad a los filósofos, porque podría herir sentimientos a los que quedan fuera. Lo importante es indicar que el pensar filosófico, si quiere ser latinoamericano, debe aprender a mirar la realidad, sus múltiples problemas complejos, su riqueza de posibilidades, para dejar de ser simples repetidores de lo que dicen otros pensadores.
 Ramiro.- ¿Qué opinas tú de la Teoría de la Liberación del padre Gustavo Gutiérrez? ¿Crees que de verdad contribuye a la liberación del individuo de la opresión social?
- Miguel Angel .- Justamente, en la medida que el pensar asume nuestras condiciones surgen los pensamientos auténticos, como los de la teología de la liberación. Después de todo, es una forma de volver a la vivencia cristiana inicial, es decir, encontrar a Dios en el rostro del pobre, del que sufre, del que es víctima de la violencia. Así, si la verdad es descubrir, entonces, libera y compromete. Un binomio que la cultura liberal actual no asume. 
- Ramiro.-  ¿Para países del Tercer Mundo como el Perú, aparte de una filosofía liberadora, consideras tú que necesita de otra, que lo impulse hacia el desarrollo social?
-Miguel Angel.- No solo desarrollo social, si lo entendemos solo como bienestar material. Se trata de desarrollo humano, que incluye las formas de vida, la convivencia, la subjetividad, la realización personal. Muchas filosofías son necesarias para sumir la compleja realidad que vivimos. Pobre de una filosofía que dijese que es una única verdadera, ya sabemos a lo que nos lleva. Necesitamos muchos enfoques, muchas perspectivas, muchas ventanas para mirar la realidad. Y quizá, luego, ir más allá de las ventanas.
-Ramiro.- De las actuales corrientes filosóficas, ¿cuál de ellas crees que de verdad le ayuda vivir al hombre moderno?
- Miguel Angel.- Por lo anteriormente dicho, no hay una sola, casi todas pueden ofrecernos discursos que puedan ampliar nuestras perspectivas. Pero debemos “escuchar” la realidad, asumir sus retos, sino serán meros juegos de pensamientos abstractos.
-Ramiro.- De la filosofía siempre se ha dicho que es crítica, problemática y cuestionadora y que no contribuye a resolver los problemas fundamentales como por ejemplo la inmortalidad del alma, la existencia de Dios, la vida en otros planetas, ¿tú lo crees así?
- Miguel Angel.- Mucho se le ha exigido a la filosofía, pero nuestra tarea es más modesta, quizá preparar el camino, señalar, pero no hacer todo el trabajo. No somos mesías ni profetas de la verdad, tampoco creo que seamos predicadores. Nuestra labor en dialogar con otros, con los ciudadanos, con nuestros alumnos, que ya tienen determinadas ideas y luego someterlas a cuestionamiento. Y desde ahí considerar la realidad desde sus distintas variantes. Quizá pueda dar soluciones, pero para que sean sometidas nuevamente a críticas. Porque lo que interesa no son las ideas en sí mismas, sino nuestra experiencia de la realidad.  
- Ramiro.-  ¿Consideras tú que el máximo desarrollo de la ciencia contribuirá a resolver los problemas planteados por la filosofía?
- Miguel Angel.- La ciencia no es solo un procedimiento, es ya una forma de ver el mundo. Por lo tanto, para quien la asume, tendrá respuestas para muchas cosas que antes inquietaban el alma humana. Y justo, tendremos que ver cuáles son esos presupuestos culturales que sostienen la ciencia como solución de las grandes interrogantes humanas. La ciencia nos ha ampliado la mirada, pero el riesgo está en que se quiera convertir en la ventana privilegiada para ver el mundo. ¿Puede la ciencia darnos el sentido de nuestra existencia? No lo creo. Entonces la filosofía todavía tiene espacio y tarea en este mundo.  
-Ramiro.- ¿Tú crees que el hombre es un ser especial, de quien vale la pena saber de dónde viene, pará qué está en este mundo y hacia donde va, cuál es su derrotero? ¿O será que es un animal más que hay sobre la tierra, que está condenado a perecer y a convertirse en polvo?
- Miguel Angel.- Pues ambas cosas están en nuestras vivencias, ¿no? Somos seres que tenemos que morir, pero quizá por la muerte misma está impelido de buscar un sentido a su vida. Es un ser mundano, pero también especial. Estamos marcados por esas contradicciones, que se vuelven problemas existenciales cuando las asumimos como los verdaderos problemas, es decir, cuando las contradicciones no se ven como parte de la totalidad de la vida, y cuando uno de ellos quiere ser la única visión, entonces vienen los dominios, las opresiones. Por eso creo que el sentido de la vida no puede encontrarse creando sentidos mentales, ideológicos, sino sabiendo contemplar el mundo, nuestras vidas y relaciones. Después de todo no hay sentido de la vida sin conocimiento de sí mismo y no hay conocimiento de sí mismo sin la capacidad de estar atentos al mundo que vivimos.  
-Ramiro.- ¿Según tu óptica, a qué se enfrenta el hombre de hoy? ¿Cuáles son sus desafíos y las amenazas potenciales que penden sobre su cabeza como si fueran espadas de Damocles?
- Miguel Angel.- Buena pregunta. Creo que uno de ellos es haber confundido el mapa con la realidad. Los esquemas mentales, ideologías, creencias, cuentan más que la vida misma. Los peruanos experimentamos eso cuando Sendero Luminoso, en nombre de la verdad, de la verdadera doctrina de la realidad, emprendió una guerra atemorizando a los ciudadanos y matando a campesinos sin piedad. Y esa misma estructura de acción la seguimos repitiendo cuando seguimos asumiendo que tenemos la verdad y que los demás están equivocados. Ese esquema de acción se repite en la vida personal, comunitaria, académica, laboral, política y religiosa. Por eso valoro mucho la contemplación, la capacidad de estar atentos y el valor del diálogo exploratorio.
- Ramiro.- ¿Para ti qué es la felicidad? ¿Cuándo y en qué circunstancias podrías decir que eres feliz?
- Miguel Angel.- Quizá habría que parafrasear a San Agustín (cuando hablaba del tiempo): cuando no me preguntas que es la felicidad lo sé, pero cuando me lo preguntas ya no lo sé. En otras palabras, la felicidad no puede ser una meta, de lo contrario será fuente de infelicidad. Queremos diseñar la felicidad como diseñamos un aparato o una institución, lo cual me parece errado. Dice Comte-Sponville que la felicidad no debe ser nuestra esperanza, sino debemos perder la esperanza. Por eso, su libro se titula La felicidad, desesperadamente. Entiendo por no tener esperanza el asumir la realidad que nos toca vivir, saber mirar el rostro del otro, contemplar la vida, estar atento al mundo interno y externo, desde ahí hay sentido, desde ahí hay fuente de felicidad.    
- Ramiro.- ¿La muerte es para ti desdicha fuerte o la gran liberadora del alma?
- Miguel Angel.- Las actitudes antes la muerte son tan diferentes y tan inesperadas también. No la creo ni como desdicha ni como liberadora. Platón y Krishnamurti hablaban de aprender a morir cada día, ese sí es un reto. Morir a los apegos, al hombre viejo, a las falsas verdades, a las ilusiones, etc., aprender a morir es aprender a vivir, después de todo. Entonces, quizá hemos contrapuesto excesivamente muerte y vida, cuando una no puede existir sin la otra. Y si parafraseamos a Nagarjuna, no hay muerte, no hay vida, todo es vacío, entonces la experiencia puede hacerse más profunda. Pero eso requiere de una explicación más profunda que no es posible en este espacio.
-Ramiro.- ¿La buena suerte y la mala suerte, los milagros, el egoísmo y el altruismo, como los catalogas y qué explicación les puedes dar?
- Miguel Angel.- Son muchos temas los que me planteas. Déjame solo intentar ver el primero. Los griegos hablaron de la tijé, la fortuna, la suerte. La valoración de buena o mala dependerá de las expectativas que se tenga o de los proyectos de vida, si se realizan o no. Lo que a mí me interesa es que la tijé, por lo menos nos decía que nuestra vida no puede ser controlada totalmente de modo racional o voluntario. Siempre habrá factores que escapen a nuestra comprensión o eventos que surjan que quieren nuestros esquemas de acción. Por eso Arendt consideraba que la acción humana siempre tiene algo de nuevo, el nacimiento es su característica. Dar espacio a lo inesperado es tener una actitud flexible, atenta y compasiva. Todo lo contrario a los que ya tienen una lectura definida a lo que ocurre y ocurrirá, a los que ya saben el plan de la naturaleza, de la historia o de Dios. Quizá la suerte es la irrupción de lo nuevo en la vida humana. 
-Ramiro.- Gracias Miguel por tus amables respuestas.
Miguel Angel Polo Santillán

No hay comentarios:

Publicar un comentario